Combatientes del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, durante la guerra civil en El Salvador. (Fuente: "Historia de la violencia en El Salvador"/ C. Dupuy)

Ecos de la guerra en la obra del artista Osvaldo Ramírez

En estos días se lleva a cabo en Montreal, Canadá, un evento de recaudación de fondos del Centro de Aprendizaje Paralelo de Montreal Centre (CAP).

Fundado en 1983, este Centro de Aprendizaje Paralelo es una organización comunitaria regional de salud mental dedicada a fomentar la creatividad. A través del arte, el CAP busca la reintegración social y profesional de aquellas personas que viven con un problema de salud mental.

En medio de la actual pandemia, y para destacar la importancia del arte para preservar la salud mental sana, el CAP invitó a artistas y al público en general a producir autorretratos.

El evento fue bautizado “Moi m’aime, cien autorretratos”, un evento de beneficencia que busca cambiar la visión del público sobre las enfermedades mentales. Estos autorretratos estarán a la venta en una subasta que tendrá lugar excepcionalmente en línea este año, mientras que las ediciones anteriores se celebraron en el Museo de Bellas Artes.

Uno de los participantes es Osvaldo Ramírez Castillo, artista nacido en 1978 en El Salvador, emigró al Canadá a los 11 años. Se graduó en el Colegio de Arte y Diseño de Ontario en 2001 y obtuvo una maestría en la Universidad de Concordia en 2008.

En esta exhibición virtual, Ramírez Castillo participa con un autorretrato llamado “Soldier Overgrowth”, que muestra el crecimiento vegetal debajo de un uniforme de soldado, como signo de continuidad de la vida tras los horrores de la violencia.

En conversación con Radio Canadá Internacional, Osvaldo Ramírez destaca la necesidad de no olvidar la historia. En su caso, la guerra civil en su país que duró de 1979 a 1992 y que fue reflejo de las políticas de Estados Unidos de apoyar dictaduras en América Latina bajo la excusa de “luchar contra el comunismo y defender la libertad”.

“Soldier Overgrowth”, trabajo artístico del pintor nacido en El Salvador y actualmente radicado en Vancouver, Osvaldo Ramírez Castillo.

Estados Unidos alimentó ese conflicto armado proporcionando entre uno y dos millones de dólares diarios de ayuda a la dictadura militar en El Salvador, una ayuda que incluía la formación y entrenamiento de escuadrones de la muerte. Para mayo de 1983, los militares estadounidenses habían comenzaron a dirigir esa guerra que dejó unos 75.000 muertos según la ONU, además de más de un millón de desplazados internos y refugiados en otros países, incluyendo Canadá

Para el pintor Osvaldo Ramírez, es importante no olvidar esa guerra, porque en ella se encuentran las raíces que actualmente desgarran a la sociedad salvadoreña, cuya juventud, muchas veces sin mayores perspectivas en la vida, acaba engrosando las filas de las maras salvadoreñas, que son organizaciones criminales transfronterizas que también fueron consecuencia de la guerra civil, ya que esas pandillas primero se formaron entre los jóvenes del exilio salvadoreño en Estados Unidos.

Tras el fin de la guerra civil salvadoreña en 1992, varios miembros de la pandilla criminal Mara Salvatrucha o MS-13 fueron deportados a El Salvador, lo que abrió las puertas a la expansión de esta organización por América Central.

Ramírez Castillo, que ha presentado su trabajo en el Centro Internacional de Grabado de Nueva York, la Southern Alberta Art Gallery, el MAI (Montréal Arts interculturels), la Sur Gallery de Toronto, el museo Mexic-Arte de Austin (Texas) y la galería Casa de las Américas de La Habana (Cuba), explica que el arte es también una forma de terapia. La reflexión del público frente a su cuadro dará cuenta de esa posibilidad.

Categorías: Artes y espectáculos, Internacional
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